MARIA GARRIDO/ UNERG – EXTENSIÒN APURE
Hoy en día es necesario reconocer; que se amerita implicar un proceso de
formación educativo en el liderazgo transformacional a todos los docentes, no
sólo a las instituciones educativas concebidas como tales en el
ámbito de la función pública y en el ámbito privado, sino también a todas aquellas organizaciones que dentro de su
función misional y compromiso social
implementan acciones tendientes a la formación, capacitación y actualización de
los ciudadanos desde la perspectiva de la función social pedagógica.
Por lo tanto, el liderazgo
transformacional se enriquece con los desarrollos teórico- prácticos de estos
campos del saber. Por ello, la gestión educativa del docente como líder
transformacional; se convierte en una disciplina necesaria para ejercer la
dirección y el liderazgo integral en las organizaciones educativas y para
lograr el cumplimiento de su función esencial: la formación integral de la
persona y del ciudadano, de manera que logre insertarse creativa y
productivamente en el mundo laboral.
Por consiguiente, el docente en el marco
de las instituciones educativas, debe cumplir un rol de gestor de procesos educativos, líder y
responsable de la implementación de la
gestión educativa en sus organizaciones.
Por esta razón, hay necesidad de instalar en las
organizaciones educativas procesos de gestión académica, de convivencia y
comunidad que generen condiciones favorables
para el logro de resultados y el mejoramiento continuo, tanto al
interior de la educación
institucionalizada como en relación con la función social pedagógica. Aunado a lo expuesto, se amerita
la conformación de estrategias de creatividad y desarrollo del talento humano,
donde prevalezca el aprendizaje en equipo, con una visión compartida enfocada
en un pensamiento sistémico, que permitan cambios en los modelos mentales y en
el dominio personal, para obtener la
victoria pública y privada que facilita la superación y la formación de auto líderes. En el mismo
sentido, deben buscar que se incrementen las habilidades y conocimientos de la
gente de sus organizaciones, de tal manera que se genere una cultura común con
altas expectativas sobre el uso de los aprendizajes, consolidar un cambio
sostenible en una sociedad de conocimiento, desarrollo de una visión de futuro
y ser un pensador conceptual sofisticado que pueda transformar a la organización,
a través de la gente misma y los equipos
de trabajo que la constituyen.
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